jueves, 29 de agosto de 2013

The end

Supongo que ya no tiene sentido alargarlo más. Durante unas semanas me he aferrado al hecho de que no despedir este Blog significaba no despedir el programa, pero ya no le encuentro el sentido a seguir así. Nos pese más o menos, la cuestión es que hace un mes estábamos en un avión volviendo al lugar de dónde habíamos partido casi siete meses antes. Me guste o no, es hora de aceptar la realidad.

Levo casi un mes pensando mil formas distintas de hacer esta última entrada: con fotos especiales, con menciones a todo el mundo, con un repaso a todo el programa, con un resumen de lo mejor y lo peor para sacar conclusiones con vistas esperanzadoras del futuro... también me planteé no cerrarlo nunca y dejarlo estar. Pero yo no soy así, quería terminar lo que empecé así que he elegido esta noche para escribir, aun sin saber muy bien con qué intención.


Una buena forma de ver las cosas es alejarte de ellas para poder poner distancia y opinar más objetivamente. Probablemente la primera semana de estar en España hubiese escrito aquí en letras mayúsculas: QUÉ FELIZ SOY DE ESTAR EN MI CASA. En cambio, la segunda, el tema hubiese sido mucho más del tipo: QUIERO VOLVER YA A ESTADOS UNIDOS. Ahora, tras un mes, me siento capaz de dominar ambos extremos. Esta experiencia supone los mejores meses de mi vida y nadie me la puede ya quitar, es algo mío y para siempre. A partir de ahora soy una persona que sé que es capaz de coger las maletas y alejarse de su casa para vivir sola, de enfrentarse a un idioma que no domina hasta acabar utilizándolo más que el suyo propio, de trabajar 50 horas semanales de pie ante una registradora, de llevar los trajes más horrendos del mundo y con todo sacarles partido, de correr detrás del autobús porque cinco alarmas no fueron suficientes para sacarla de la cama, de hablar con gente nueva cada día sin miedos ni vergüenzas... una persona capaz de hacer algo que otras muchas dejan pasar por miedo a lo desconocido.
Pero eso sí, la sensación que tuve al salir del aeropuerto y ver a mi madre, mi padre y mis hermanos... eso no lo cambio por nada. Las ganas de llegar a casa, de achuchar a mi perro, de dormir en mi cama, de enseñar todas las cosas que había traído, de contarles lo que había vivido... ¡¡Incluso me alegré de recuperar mi vieja BlackBerry!! (La euforia de esto último se pasó rápido, lo confieso).

Luego quedar poco a poco con la gente que te ha estado esperando aquí, que tienen cosas que contarte y miles de preguntas que hacerte. Y los primeros días fue todo maravilloso, la sensación de estar en casa, de sentirte igual de querida, que nada había cambiado... pero los días pasan, y la realidad llega. Te ves deshaciendo maletas a las que se les desbordan los recuerdos y te sientas en el suelo a pensar ¿qué hora es allí? ¿que estaría yo haciendo si...? Y entonces la gente empieza a hablar de cosas que no entiendes, porque tú no estabas, y tú empiezas a hablar de cosas que ellos no entienden, porque tú seguías sin estar. Y te das cuenta que algo ha cambiado. Que de hecho ha cambiado todo, porque tú has cambiado.
Meses fuera y tú con la ilusión de que has puesto el PAUSE y que al volver todo se reanudará, pero no. Al volver tienes que arreglar los papeles del nuevo curso, volver al trabajo que no es que esté mal pero ya no es Disney ni lo será, reordenar la habitación para conseguir espacio a todas esas chorradas que te empeñaste en traer y sobretodo borrar decenas de personas del FaceBook porque ver sus fotos va a hacer que te salgan sarpullidos de envidia. Cuando pulsas PLAY te das cuenta de que quizá fuiste tú quien se quedó congelada, y que moverse duele.
Y así, en conclusión, y hablando siempre desde lo personal pero sintiéndome respaldada por más de uno aunque nadie diga nada... no ha sido un mes fácil emocionalmente hablando. He tenido que dividirme entre lo egoísta que me sentía por no agradecer la experiencia como era debido y el sentimiento de "me da igual ser egoísta, yo solo quiero quejarme porque es gratis". Y sí, gratis es, pero también cansa. Y alargar este Blog me cansaba mentalmente aún más.


Echo de menos muchas cosas. Muchas muchas. Demasiadas. La despedida fue lo más duro de todo, los últimos días: saber que lo que estabas haciendo lo hacías por última vez, que el suelo que pisabas lo pisabas por última vez, que la gente que veías la veías por última vez...
Echo de menos a muchas personas, echo de menos ver personajes de ficción cada día, echo de menos el túnel secreto de Magic Kingdom que olía mal pero tenía música tan decente como el Aserejé y echo de menos no aburrirme nunca. De echo podría hacer un Blog entero dedicado a lo que echo de menos. En cambio no echo de menos los autobuses porque adoro mi coche y tampoco echo de menos tener que llamar a mi madre cada día, porque ahora la tengo aquí para molestarla en persona. No echo de menos el clima de Florida porque nunca me gustó, por el contrario me lleno de vida volviendo a quedar en Sol y recorriendo Gran Vía. Puede que mi ciudad no tenga un castillo con fuegos artificiales cada noche, pero necesitaba Madrid mucho más de lo que ahora necesito Orlando. ¡Y además vuelvo a tener una habitación para mí sola!


La decisión de hacer este viaje fue, hasta el momento, la mejor que he tomado nunca. Me ha aportado libertad y experiencias difíciles de adquirir en otros lugares, me ha dejado un currículum impecable, he conocido gente que no cambiaría por nada del mundo y me siento orgullosa de haberlo completado. Me gusta imaginármelo como una burbuja, una burbuja de felicidad. Durante un tiempo hemos vivido en una especie de sueño, que es lo que parece cuando pienso en todo ello, y ahora hemos despertado. La burbuja se ha pinchado y nosotros hemos salido convertidos en otros, pero siendo los mismos.
Y en fin, voy a ir cortando lo de la filosofía y lo de echar de menos (especialmente evitaré recordar el cine con refill de palomitas o a mis puertorriqueños amados).


Supongo que solo me queda agradecer.

Gracias a la URJC por tener el convenio perfecto para mí. Gracias a la UCR por escogerme. Gracias a Soledad Carretero por ayudarnos con los papeleos infernales. Gracias a mi familia por apoyarme, por los consejos y por el dinero. Gracias al piloto del avión que no se estrelló cuando volamos hacia allí.  Gracias a los que se quedaron aquí echándome de menos. Gracias a los que me han recibido al volver como si el tiempo no hubiese pasado. Gracias a mis coordinadores y mánagers de los diferentes trabajos por hacerlo todo más fácil. Gracias a mis compañeras de piso por haberme enseñado a convivir sin matar (menos a la alemana, que me robó el árbol de Navidad). Gracias a los profes de las clases, los diplomas quedan preciosos allá dónde los cuelgue. Gracias al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería por dejarme vivir durante unos minutos la vida con la que soñé durante años. Gracias a los tíos y primas de Patri por compartir la noche en el castillo. Gracias a los padres y hermana de Marta por compartir la última cena. Gracias a mis compañeros de trabajo, que siempre estaban ahí para sacar una sonrisa. Y por supuesto, gracias a mis compañeros de aventuras; salimos juntos de España con las mismas sensaciones y aunque ahora la realidad nos haga separarnos, vosotros formáis parte de mi burbuja feliz, y eso no lo podrá cambiar nadie jamás.
Por supuesto, gracias a Disney Company por haber reafirmado que son la empresa a la que quiero pertenecer y por la que voy a luchar. Gracias a mi querido Mickey Mouse por pagarme semanalmente de la manera acordada. Y bueno, no podían faltar los agradecimientos al señor Walter Elias Disney, que no sé si en su día llegaría a darse cuenta de lo que estaba creando pero... lo hiciste, sí señor.

Y, finalmente, gracias a vosotros, a todos los que hayan pasado por este Blog. Ya seáis familia o amigos míos o de mis compañeros o simplemente desconocidos, espero haberos aportado algo durante este tiempo. A lo tonto, a lo largo de los meses me he hecho con miles de visitas y recibido comentarios bastante positivos acerca de la página. Me alegro de que lo hayáis disfrutado, de haber compartido esta experiencia en Internet y espero que le sirva a alguien para animarse a vivirlo.

Yo, de momento, me quedo aquí recuperando mi vida, mi rutina, mis estudios, mi trabajo, mi idioma y mi ciudad. Desde luego no soy la misma que empezó a escribir aquí hace unos meses, me llevo unos kilitos de más (en los que trabajaré, prometido) y miles de recuerdos que estarán conmigo de aquí a siempre, pero al fin y al cabo tampoco he cambiado tanto porque sigo siendo muy genial (¿verdad que sí?).



Y llega el momento de decir adiós. No es un hasta luego, no. Es un adiós. Bueno, más que un adiós es un hasta siempre. Sí, eso es. Hoy no os diré que os echo de menos pero sí os recordaré eso de que os quiero. Espero veros pronto, en algún otro Blog sobre algún otro viaje con alguna nueva vida....

Hasta siempre,

Estela.

jueves, 25 de julio de 2013

Make a Wish

Supongo que os preguntaréis qué me hace escribir dos veces en el mismo día cuando mi blog ha llegado a estar abandonado durante semanas. Pues bien, estoy segura de que lo merece. El texto anterior lo escribí esta mañana, aunque lo tenía pensado de anoche porque entonces tenía demasiadas cosas en la cabeza y las lágrimas me impedían ver el teclado con claridad.
Ayer fue un día difícil y triste. Trabajé mis últimas 11 horas en Disney World. Tuve que decir adiós a amigos, clientes, al señor del piano, al menú, al túnel, a mi locker, a los pargos, a la cocina, a las bandejas, al topping bar, a las papas fritas... tuve que decir adiós a la que ha sido mi vida durante seis meses. Y no fue bonito, pero sí especial. Sobretodo porque no me dejaron hacerlo sola.

No os podéis ni imaginar la que se me estaba viniendo encima durante el último viaje que me tocaba hacer en el bus hasta Commons. Mi plan era sentarme al fondo a llorar durante 40 minutos y llegar a casa para beber agua y así poder seguir llorando. Pero mi plan perfecto y sin fallos se interrumpió en el momento en que apareció Marta en la cocina, cuando se supone que debería estar en el aeropuerto disfrutando los primeros momentos con su familia. Pero resulta que todos se habían puesto de acuerdo para estropearme el plan sin fallos, y no podrían haberlo hecho mejor. Aún con las maletas en el coche, cansados del viaje, aparecieron todos juntos en el restaurante para abrazarme y cenar por última vez en el parque. Pocas son las palabras de agradecimiento que puedo escribir aquí para todo lo que me hicieron sentir en ese momento. Anoche, durante unas horas, formé parte de la familia Agüí Gil y de todo corazón digo que fue la mejor forma de despedirme de Magic Kingdom.
Muchas gracias de nuevo ¡¡pronto me tendréis cenando en casa para ver la mampara nueva!!


Y después de haber despedido a mi parque, quedaba un día libre antes de salir mañana hacía Miami: hoy. Había muchas maneras de decir adiós a este programa: podría haberme quedado en casa para conseguir que todas mis cosas quepan en la maleta (cosa que hasta el momento parece un imposible, me hace falta la señora Paty para esto), podría haberme escondido bajo las sábanas a llorar, podría haber intentado recorrer por última vez los parques o podría también haberme unido al grupo de la UCR que iba a ver Wishes todos juntos por última vez.
Pero no sé por qué ninguno de esos planes estaba hecho para mí, así que decidí tomar una alternativa que llevaba persiguiendo desde el principio del programa. Una vez más he hecho algo demasiado tarde (OJALÁ lo hubiese hecho antes para poder repetirlo, repetirlo y repetirlo), pero ha sido la mejor decisión que he tomado. No había mejor manera de despedirse, señores, que siendo Disney VoluntEAR en Give Kids The World.

Supongo que no hace falta explicar que Disney tiene un programa de voluntariado porque, como ya sabéis, Disney tiene de todo y esto no iba a faltar. Quizás lo que sí os debería explicar es qué es Give Kids The World, y para ello os voy a contar la historia de Amy:
Ella era una niña enferma de leucemia cuyo deseo era ir a DisneyWorld. Cada vez estaba más débil así que sus padres decidieron llevarla y reservaron una estancia en el albergue de un hombre que las ofrecía gratuitamente para familias de niños terminales. Pero, por desgracia, el viaje fue demasiado largo y ella no lo soportó. Fue entonces cuando el encargado del hostal decidió que no quería que la historia de Amy se repitiese jamás y creó un complejo residencial llamado Give Kids The World. En él se acoge a los niños a los que no les queda mucho tiempo de vida y a sus familias, si que tengan que pagar por ello.

En él participa otra organización que está a su vez afiliada de alguna manera (pero no me preguntéis mucho más allá porque no entiendo de estas cosas) con Disney: Make a Wish, que se dedica a cumplir de forma gratuita los sueños de los niños enfermos. Así que muchas familias entran a Disney de forma gratuita y disfrutan de otras ventajas durante su estancia gracias a esta asociación, y además otorga su programa de voluntariado como el que yo he hecho hoy. Un ejemplo precioso que quiero compartir con vosotros es que la voz que canta la canción Wishes de los fuegos artificiales es la de una niña enferma cuyo deseo era escribir y cantar para el show de Disney. Ellos lo hicieron realidad y ahora cada noche miles de personas la escuchan aunque ella ya no esté entre nosotros. Suena tan triste cómo es en realidad, pero también es un gesto precioso el que hacen organizaciones como éstas.


Yo esta tarde he estado en Give Kids The World Village, y no sabría describirlo. Es un lugar con casas de colores, con muñecos por todas partes, con muros pintados, con un tiovivo en la plaza central, setas gigantes, un árbol que ronca... es como un pequeño pueblo de cuento. Pero cuando dejabas de centrarte en lo que te rodeaba y bajabas la mirada al suelo, te fijabas en que las baldosas estaban grabadas cada una con un nombre y una fecha. Supongo que hay que ser muy fuerte para estar cada día ahí con una sonrisa en los labios, pero es que esa sonrisa es lo que ahí se necesita.
Después de orientarnos y darnos pasos a seguir en caso de emergencia, nos han dado un costume a cada uno y nos han dicho que nos preparásemos para formar parte de la cabalgata de Navidad. Y es que en este pueblo cada jueves es Navidad, llega Santa Claus con regalos para todos y hay fiesta en la plaza. A mí me ha tocado ser una especia de esquimal, o hada de las Nieves o algo así... ¡¡me ha encantado mi traje!!


ESTELA CHARACTER



Vestidos de hadas, elfos, regalos y demás, hemos acompañado a las mascotas de la ciudad por una pequeña cabalgata con música navideña hasta la plaza. Por el camino íbamos saludando a las familias y a los pequeños, y luego en la plaza nos hemos hartado a bailar. ¡¡Os juro que hacía años que no sudaba tanto!!
Ha habido un momento en que todos hemos cerrado los ojos para desear que comenzara a nevar y al abrirlos estaba cayendo espuma. Todos los niños se han vuelto locos de felicidad. Supongo que en su vida han visto la nieve, y menos en Florida, y por desgracia la mayoría de ellos no tendrán la oportunidad de hacerlo así que ¿a quién le ha importado de qué estuviese hecha? Hemos bailando todos juntos bajo la nieve de Florida, y ha sido genial.

Durante uno de los bailes se me ha acercado un niño con la chapa en la camiseta (la chapa indica que él es quien está enfermo) y le he enseñado unos cuantos pasos de baile seguidos hasta que hemos terminado haciéndolo juntos a la vez. Otra de las hadas del invierno (éramos tres vestidas iguales) se ha acercado para unirse y los tres juntos hemos formado un equipo. El pequeño nos ha tendido la mano diciendo que se llamaba Dave, que se alegraba mucho de conocernos. A partir de entonces no nos ha soltado del brazo a ninguna de las dos, se ponía siempre en medio y guiaba nuestros pasos.
Durante una de las canciones se ha quedado parado de repente, ha extendido los brazos y ha empezado a respirar demasiado rápido. Mi compañera le ha preguntado si se encontraba bien y él ha dicho que se estaba mareando. Deberíais haber visto nuestras caras, la mirada que hemos cruzado ambas reflejaba el mayor temor que hemos pasado en nuestra vida. Le hemos alejado un poco del grupo central para que se relajase y, afortunadamente, en apenas un minuto nos estaba cogiendo a cada una de un brazo y diciéndonos que quería bailar más. Y creedme cuando os digo que lo ha hecho con más energía de la que he tenido yo en toda mi vida. Luego se ha despedido con un abrazo y lanzándonos un beso. Supongo que esa era la despedida que yo necesitaba después de seis meses.

Por ello ha sido una experiencia realmente maravillosa que me gustaría haber hecho antes, que me ha llenado por completo, ha sido la guinda de este pastel. Y desde luego ahora me es imposible parar aquí, ya he buscado a la compañía Make a Wish en España para empezar a colaborar con ellos en cuanto llegue. Así que, por todo lo que he vivido hoy, quería contároslo rápidamente. Y también para retrasar el momento de cerrar la maleta definitivamente, para que engañarnos...

Pero bueno, quizás debería dejar de evitar afrontar la realidad. Mi programa ha acabado, ya no soy una Disney Cast Member pero por otro lado ya no dejaré nunca de serlo. Todo lo que he aprendido en este programa se va a quedar conmigo para siempre, esté a mi lado no. Así que desde aquí y sin que tú nunca lo sepas, querido Dave, te deseo la mayor suerte del mundo y que no sufras ni un poquito, que ni siquiera te enteres... porque no te lo mereces. Gracias, pequeño.

Por el momento me despido, que tengo imposibles que realizar con el espacio de mi equipaje. Podéis empezar la cuenta atrás para volver a verme, si es que no lo habéis hecho ya...

Estela.


When I say happy, you say...

No  me hace falta ser adivina ni demasiado inteligente para saber qué ha ocurrido hoy. Ni siquiera me hace falta haber estado presente, porque yo ya lo sé. Y puedo ir más allá y deciros que también sé lo que ocurrirá mañana. Incluso, arriesgándome a alardear demasiado, podría contaros una historia que ocurrirá dentro de un año.
Y puesto que es mi blog y las cosas se hacen (las hago) a mi manera, eso es precisamente para lo que he venido. Voy a contaros una historia que ocurrirá dentro de... ¿por qué no? un año. Exactamente el 25 de julio del año 2014.

Ese día, un niño abrirá los ojos y se quedará desconcertado durante los primeros segundos. No olerá a su casa, ni siquiera estará en su cama, así que de repente todos los recuerdos del día anterior le llegarán de golpe: las maletas, el avión, la llegada al hotel, los nervios... Bajará de la litera para despertar a su hermana pequeña que duerme abajo (él habrá pedido la de arriba porque será el mayor y el más valiente), y juntos saltarán a la cama de sus padres.
La familia al completo bajará a desayunar a un buffet, pero probablemente no hayan terminado de mezclar la leche con el café cuando en su mesa aparezca Pluto para darles los buenos días a base de abrazos. Nuestro pequeño amigo apenas podrá comer, pues solo estará pensando en el momento que llevaba esperando toda su corta vida. Un momento que al final llegará muy pronto, cuando al bajar del autobús se encuentre frente a un cartel gigante que diga: LET THE MEMORIES BEGIN.

Mientras su hermana tímidamente agarre la mano de mamá, él se adelantará corriendo al sonido de la música del tren que se acerca repleto con sus ídolos. Allí estará de nuevo Pluto, acompañado de Donald esta vez, y también Aladdin. Entonces se dará la vuelta para señalarle a su hermana cómo las princesas les están saludando desde lo alto, y ella, sin soltar la mano de mamá, les devolverá el saludo. Y entonces, entre aplausos aparecerá él, el único ratón con pantalones, el señor Mickey Mouse. La emoción disparará al máximo su corazón en el momento en que todos al unísono comiencen la cuenta atrás para el día más feliz de su vida, para el primer día en Magic Kingdom.

Ahora podría detallaros cómo el niño entrará corriendo a un mundo mágico, cómo los problemas del día a día, las preocupaciones por lo que el viaje ha costado y los miedos que produce la realidad se quedarán tras el cordón de terciopelo. Ese niño recorrerá tiendas con tartas imposibles, con muros formados por peluches, con Mickeys escondidos donde nadie puede verlos... Ese niño, dentro de un año, se abrazará a aquellos a quienes solo podía ver en dibujos animados. Ese niño jamás se fijará en que el sombrero de Goofy tiene un imán para que no se caiga mientras baila en el show frente del castillo. Ese niño tomará a su hermana de la mano para acercarla a Aurora, su princesa favorita, después de haber esperado 20 minutos a que ella se probase todos los vestidos de la tienda de princesas. Luego se reirán juntos atacando a su padre con espadas piratas y saludarán a la cámara que mamá sostiene mientras ellos dan vueltas en el carrusel.

Ese niño estará rodeado durante todo el día de gente que le hará sonreír, de personajes que cobran vida para él, de hamburguesas cuyo bacon estará colocado en forma de X solo por qué el lo pidió así... Ese niño será feliz, sin preocupaciones más allá de esperar una cola demasiado larga. Luego terminará el día más feliz de su vida frente a un castillo del que salen fuegos artificiales de mil colores y formas. Su hermana se tapará los oídos alguna que otra vez, asustada por el ruido, pero siempre con la vista en lo alto y los ojos muy abiertos...

Ese niño se irá y, un buen día, dentro de muchos años, volverá con un pequeño agarrado a su mano que tirará de él repleto de impaciencia. Ese día, ya dentro de muchos más años, nada será igual para él pero quizás, mientras mire cómo sus hijos miran al cielo, la sensación vuelva a ser la misma: FELICIDAD.


Ni ese hombre ni ese niño, ni tampoco su hermana, sabrán que antes hubo allí alguien que se llamó Estela. Alguien que aprendió a vivir eso cada día durante seis meses a través de los demás. Alguien que se alegraba de verlos felices, que intentaba formar parte del mejor día de sus vidas. Dentro de un año no habrá ninguna Estela (al menos de Madrid, Spain), pero cuando alguien cuente esta historia en pasado... entonces sí, entonces sí había una Estela.

sábado, 13 de julio de 2013

Olor a final

Nunca hasta ahora me había sentido tan dividida entre lo que quiero y lo que deseo. Todo lo que deseo está aquí, en Florida, con un trabajo en uno de los lugares más felices sobre la Tierra (o así lo vendemos, al menos), con amigos de todas partes del mundo, ganando dinero semanalmente para gastar o ahorrar bajo mi criterio, hablando inglés, alejada de responsabilidades, de libros, de exámenes, de problemas... pero todo lo que quiero se quedó en España, esperándome: mi familia, mis amigos, mi perro, mi coche, mi bolera, mis carreras a medio terminar, mi comida, mi cama e, incluso, mi gato.
Por todo ello, según van pasando los días me voy volviendo más bipolar entre saltar de alegría por volver a recuperar mi vida para cinco minutos después hundirme en una depresión digna de esconderse bajo las sábanas hasta octubre. Supongo que es lo propio de estar viviendo la agonía final de este programa, y que es ahora cuando hay que quedarse con lo bueno, con lo aprendido y... ya sabéis, blah blah blah.

Como el título de la entrada dice, estas semanas se palpa el final por todos lados. Punto número uno y digno de ser recibido con aplausos: LA GRADUACIÓN FINAL. Sí señor, el grupo que llegó desde California allá por el lejano enero ya tiene sus orejas. Y es un orgullo decir que nadie se ha quedado atrás, que todos podemos colgar nuestros diplomas con la misma sonrisa de oreja a oreja (espero que pilléis la gracia del chiste de las orejas que acabo de hacer, porque me siento muy original esta mañana).


UCR




Más allá del grupo UCR, nos venimos a centrar en el grupo español. Vinimos 16 y nos vamos 16. Nos llaman el grupo del silencio porque no hemos dado problemas en todo el programa. Sea lo que sea en el futuro, aquí hemos vivido y compartido cosas que ninguno olvidaremos y que pocos más tendrán la suerte de conocer. Hemos sido compañeros, amigos y apoyo unos de otros durante seis largos meses. Quiero a todos y cada uno de ellos, forman parte de la mejor etapa de mi vida hasta ahora y tengo demasiado que agradecerles como para poder hacerlo en estas pocas líneas. Chicos, gracias por todos, y aunque hayamos sobrevivido al programa nosotros siempre seremos Terminated. ¡¡Os quiero, España!!



 URJC



Y por supuesto gracias a mis jefes, que no podrían haber sido mejores ni más originales. Y me guardo el orgullo personal para mí misma, que al fin y al cabo soy quien ha venido hasta aquí ¿no?

ESTELA CON OREJAS





Obviamente la graduación era el punto más destacable del final del programa, pero no el único. Empiezan a llegar muchos compañeros nuevos y empiezan a irse otros ya conocidos. Ayer fue un día triste en Vista Way, lleno de maletas y despedidas, porque se fue una oleada de estudiantes de los que también llegaron en enero. Además todos empezamos la cuenta atrás en nuestros calendarios y nos agobiamos por las últimas cosas que nos quedan por hacer...
En mi caso me tocó decir adiós a mi roommie italiana. Hicimos una cena todas en casa, cada una aportando comida de su tierra (pasta italiana, tacos mexicanos, tortilla española, pretzel alemán). Y ahora han anunciado desde Housing que cuando Patri y yo dejemos la casa dentro de dos semanas, las tres compañeras que quedan se tendrán que mudar para dejar la casa completamente vacía para 8 nuevas peronas. Así que aquí ya nada será lo mismo, por lo que se ve.


Pero bueno, como tampoco queremos quedarnos con el lado triste, vamos a pasar al punto final que nos señala que esto se acaba pero cuyo olor nos llega un poco más salado: VACACIONES. Y es que un grupo de españolitos decidimos irnos un par de semanas antes de terminar para desconectar y volver con las pilas cargadas para la recta final. Y para que negarlo, lo hicimos muy bien...

¿DESTINO? BAHAMAS


¿TRANSPORTE? CARNIVAL SENSATIONS


¿COMPAÑÍA? LA MEJOR



Si alguna vez habéis hecho un crucero, pues os lo podéis imaginar, y si no... solo os puedo aconsejar que lo hagáis. Ha sido un viaje final perfecto, me lo he pasado genial y la verdad que las Bahamas es un sitio digno de visitar. Además cabe destacar que desembarcamos en la capital Nassau el día que celebraban el 40 aniversario de su independencia. Pudimos vivir por la noche la fiesta, con bailes y música típica, representación de los militares, fuegos artificiales... no podría haber sido mejor, la verdad.

De recuerdo me llevo mi primera pulsera de la amistad (tobillera en realidad, pero con el  mismo significado) que me he ganado después de 6 meses siendo sociable, unos cuatro kilos de más por culpa del buffet 24 horas, y un moreno de revista. O eso espero, ya os contaré cuando mi piel deje de ser roja y pueda volver a sentarme con normalidad.

Lo cierto es que la vuelta al trabajo luego fue un golpe serio, casi me apetecía más meterme en la cama y aparecer en España de repente que volver a la rutina para luego revolver a otra rutina completamente diferente. Pero lo cierto es que ayer el día de trabajo lo mereció, porque Marta y yo dimos interesante clases de Historia con nuestros compañeros y ahora sabemos, por ejemplo, que el primer rey de África fue Mufasa, el segundo Simba y el tercero Tarzán, que se caso con Chita porque tenía más pelo que Jane. Y por si eso no hubiese sido suficiente risa para las 6 horas de caja, lo mejor llegó cuando nuestro querido Sonny se quedó dormido en mitad de la actuación. Se hizo el silencio durante unos 20 minutos en Cosmic Ray's mientras el alien estaba petrificado en el escenario. Fue un momento más mágico que cuando está tocando el piano, os lo puedo asegurar.


Y bueno, queridos, esto se acaba pero todavía quedan dos semanas de exprimir hasta el fondo esta experiencia, de seguir trabajando como hasta ahora, de dar la bienvenida a los nuevos, de correr a hacer las últimas compras, sacar provecho a los descuentos, gasta los dólares en efectivo que nos quedan por los bolsillos... De momento yo me despido, podría hacerlo diciendo que os sigo echando de menos y queriendo, aunque hoy prefiero cambiarlo un poco.




Esta vez lo voy a dejar en un hasta pronto,


Estela.


sábado, 22 de junio de 2013

Resort Hopping

Hola, hola, hola hola, holaaaaaaaaa. Os traigo un secreto, una revelación, una noticia, una primicia, una novedad, la clave del periodismo que llevo estudiando 4 años... Florida, el Sunshine State, ES MENTIRA. ¿Pretendíais venir aquí con una maleta llena de bikinis? ¡¡Pues MAL!!

LA REALIDAD


Esos 9 segundos de vídeo os resumen lo que viene a ser cada día aquí, que se basa en que te levantas y te derrites porque te pega el sol de tal manera que te confías y sales de casa en ropa veraniega. Cuando ya estás lejos, cuando ya es demasiado tarde para arrepentirte, unos nubarrones negros aparecen de la nada. Es entonces cuando comienza el aire, que ingenuamente agradeces porque te estabas muriendo de calor. Luego llega el silencio, y de repente ahí está... un trueno. Y así, sin avisar, te cae una lluvia calentorra encima que te cala hasta los huesos en pocos segundos. Luego viene la parte divertida en la que te subes a un autobús o te metes en algún sitio para refugiarte PERO, ah, queridos amigos, habíais olvidado el aire acondicionado que tienen en toda América puesto al máximo. Conclusión, chorreando agua y tiritando hasta que se pasa la tormenta que suele durar unos 15 o 20 minutos.
Una vez termina este proceso, se queda un ambiente de humedad extrema y calor sofocante que me hace sudar más que el gimnasio al que dejé de ir a la segunda semana. Y luego todo se vuelve un ciclo que se repetirá varias veces hasta el final del día, cuando se va el sol, y ya solo se queda el calor sofocante.

Una vez te acostumbras es casi divertido, pero en fin... que del Estado donde brilla el sol nada de nada, todo mentira ya os lo digo yo. O eso, o como me dijo el otro día un cliente: "Disney ha programado el cielo sobre su territorio para que llueva cuando pulsan un botón, y así ganar más con la venta de paraguas." Todo puede ser, supongo yo.


Pero bueno, una vez concluida mi labor periodística de desenmascarar Florida, me centro en enseñaros lo que venía a enseñaros. Hoy tengo un rato libre, muy poco sueño y he hecho recopilación de fotos así que aquí estoy para traeros algo de información nueva sobre Walt Disney World.
Hoy toca centrarnos en los hoteles, o como dicen aquí, Resorts. Por supuesto puedes ir en plan ahorrador y quedarte en un hotel cualquiera a las afueras que será mil veces más barato PERO te estarías perdiendo lo que viene a ser la experiencia Disney, que es lo que se vende y, para que mentir, lo que merece la pena.

Aquí tenemos 22 hoteles, cada uno con temática distinta, pero siempre con algo destacable. En Wikipedia tenéis todos los nombres y fotos y todo tipo de información, pero como dudo que os interese hasta ese punto pues yo os voy a enseñar lo que yo he visto y lo que a mí me ha gustado. La cosa es que todos los Resorts Disney tienen autobuses gratis hasta los parques, o barco, o monorail... y además los personajes suelen pasearse por allí en los desayunos o cenas.
Bueno, tengo que decir que aún no me los he hecho todos pero ya me he recorrido el área de Magic Kingdom y medio Caribbean Beach (que es la zona que rodea un gran pantano, con distintos hoteles con playa y comunicados entre sí por barcos y blabla).
Y es que la señora Marta y yo, desde que nos convertimos en cajeras, tenemos un horario de 6 horas al día que consiste en cerrar. O sea, que si no haces nada por evitarlo, tu día se basa en levantarte tarde, ducharte, comer e irte a trabajar para llegar luego a casa a dormir y volver a empezar. Pero como nos queda poco más de un mes y no queremos que nuestra vida se convierta en eso, hemos puesto un poco (tampoco demasiado) de nuestra parte para levantarnos pronto (esta palabra debería ir encomillada, mucho) y aprovechar la mañana conociendo los Resorts.

Y si más dilación, paso a mis favoritos hasta el momento.


Pop Century Resort

Me encanta este hotel porque está ambientado en el siglo pasado, con una línea del tiempo en la pared del hall que tiene fotos desde que se inició la compañía Disney hasta finales de los 90's, con fotos y ropas originales que se usaron en pelis... además siempre suena de fondo música pop de la época, como The Beatles o Cyndi Lauper.

MICKEY Y MINNIE EN LOS 70


Tiene una piscina muy grande la verdad, y muñecos gigantes entre los edificios de habitaciones. Además allí encontré una zona de recreativos que tenía máquinas como las de mi bolera, las que tantas veces yo he limpiado, y me emocioné mucho.

FAMILY BOWL 2




Art of Animation Resort

Podría decir que es mi más preferido de todos, porque se basa en los personajes Disney. En el hall hay un montón de dibujos a escala gigante de cientos de personajes en sus fases originales y como fueron evolucionando. Lo que es el hotel se divide en cuatro zonas: Cars, Nemo, Rey León y la Sirenita.
Podría estar toda la vida hablando de este hotel porque es demasiado genial, en serio. Recrea la película de Cars con los personajes, con la gasolinera y la tienda de neumáticos y TODO a tamaño real. Los carteles que te indican el número de edificio y habitaciones son como los de la Ruta 66 y en vez de sombrillas en la piscina, las zonas de sombra para las hamacas son conos gigantes como en los que duermen los personajes de la peli.

RAYO



No puedo enseñaros todo el hotel, porque estaría todo el día, pero es que la parte de Nemo tiene una piscina que debe ser la mejor piscina de las piscinas. Tiene a todos los personajes echando agua, con suelo blandito para que los niños no se maten, y las duchas son medusas gigantes para que te metas debajo. Pero no contentos con eso, han recreado la anémona donde viven Nemo y Marlin, y ellos están dentro mirando hacia la piscina. Y están las tortugas, y el profesor Raya, y Dory...


MATE


Luego está la parte de la Sirenita, que destaca por tener los personajes también pero no es tan divertida porque no los tiene en la piscina si no para hacerse fotos y eso. Lo que si me parece genial es el hecho de que si buceas en esa piscina, escuchas música. Porque es magia.
Y bueno, podría describiros como casi me pongo a llorar cuando entré en la parte del Rey León y me encontré a Mufasa sobre la roca del rey, a tamaño real. En fin, cualquiera que me conozca se lo puede imaginar y los demás no lo intentéis, a ver sí así conservo un poco de dignidad. Y digo un poco porque la perderé en la siguiente foto, pero es que yo estas cosas no puedo evitarlo... También recrean el cementerio de elefantes con las hienas, a Timón, Pumba y Simba en el tronco con la cascada, a Scar, a Nala... y bueno, paro que si no empiezo a llorar de felicidad.

RAFIKI


Como detalle final a este maravilloso hotel, tengo que agradecerle al guest que dejó olvidada su taza de refill, que yo encontré, lavé y me apropié. Es una taza de plástico bastante cara que los clientes comprar en el hotel y luego pueden rellenar de forma gratuita. Así que desde entonces tengo bebidas gratis allá donde voy en Disney, porque puedo.


Grand Floridian Resort

La verdad que este hotel no me gusta, pero es uno de los más lujosos. Podrías encontrártelo en cualquier parte porque no tiene muchos detalles Disney, es todo muy formal y serio con grandes lámparas de araña, un pianista en medio del hall, una orquesta propia...

SUELO DEL HALL


Pero visitarlo me gustó porque me encontré con un amigo que me regaló un globo haciéndome infinitamente feliz. Además está al lado del Wedding Pavilion, que es un lugar muy pijo y bonito donde la gente que se quiere casar a lo Disney y que puede pagarlo, pues lo hace. La novia llega en la carroza de Cenicienta tirada por caballos blancos a una capilla con Mickey en la punta y luego se hacen las fotos con el castillo al fondo. Al final se hace una inscripción con el nombre de los novios y la fecha en una baldosa del suelo. Y aunque suene a chiste, no lo es.

PLAYA DEL WP CON RESORT AL FONDO




Wilderness Lodge Resort

Para el final dejo el que es probablemente mi favorito si no vas con niños y buscas algo más serio. Es un hotel todo de madera, como una cabaña pero gigante. Tiene chimenea con mecedoras y todo, mientras que de las paredes cuelgan totems y tocados indios.


PUERTO DEL RESORT



Es realmente precioso y acogedor, todo rodeado de bosque verde y un lago. Ha sido el que hemos visitado esta mañana y tengo que decir que me he quedado muy muy enamorada. Además, por supuesto, he de destacar que mi roommie española más favorita de todas trabaja allí.
Y nuestra pequeña aventura de hoy ha comenzado en este hotel, desde el que luego pensábamos coger un barco hasta el siguiente. Pero ¿os acordáis de que aquí el tiempo cambia de repente? Pues mientras hacíamos el trayecto en barco de aproximadamente 5 minutos, nos hemos visto obligados a quedarnos en una parada intermedia porque amenazaba tormenta (que, efectivamente, ha acabado sucediendo). Pero la verdad es que el destino se ha portado de lujo, puesto que donde hemos parado es un campamento Disney.

EL VIAJE EN BARCO MÁS CORTO DE LA HISTORIA



Era todo demasiado guay allí como para describíroslo, porque era como una peli americana con su comedor de mesas alargadas alrededor de un escenario todo de madera con candiles. Y todo verde, y había herraduras, y hula-hoops, y conejos, y carruajes, y caballos con nametag propio...
Marta y yo hemos llegado a la conclusión de que estábamos en "Tú a Londres y yo a California". Ella era Lindsay Lohan, y yo también. Luego hemos bailado en un imaginario baile de la noche final y ha sido genial, porque no había nadie. Probablemente podría alargar esta entrada mucho más, pero empiezo a cansarme a mí misma así que os dejo un vídeo que he grabado en el establo.





Dudo que vosotros os aburráis tanto como para leer todo lo que he escrito, pero es que o no me pongo nunca o cuando me pongo tengo demasiado que decir... De todas formas continuaré con el Resort Hopping cuando visite más hoteles y pueda contaros más cosas. Si habéis llegado hasta aquí, gracias y enhorabuena. Como siempre, os quiero y echo de menos...

Estela.

jueves, 20 de junio de 2013

Miedo

Una de las más bellas escenas de Disney, que dice mucho diciendo poco. ¿Qué se hace después de cumplir un sueño? ¿Y si ya nada es igual? ¿Y si todo lo es? ¿Y si tú has cambiado? ¿Y si...?





Estela.

martes, 11 de junio de 2013

Awesome people

Hola hola hola. Vuelvo por aquí con una frecuencia inusitada en mí porque hoy es un día especial (también porque esta noche he salido tarde del trabajo por lo que no he podido fiestear y me aburro). Pero a lo que vamos... una de las cosas que más me entristecía de comenzar este viaje era que me iba a perder TODOS los cumples de mi familia porque da la causalidad de que vamos todos en orden:

Perro - 7 marzo
Hermano pequeño - 15 abril
Mamá - 3 mayo
Hermano mediano - 11 junio
Papá - 18 julio
Gato - 29 julio

Así que lo que decidí fue enviar a mitad de programa y justo para el cumple de mamá, un paquete con regalos para todos y cositas bonitas desde Disney. Pero bueno, eso no deja de hacer que no me guste no poder estar con ellos en sus cumpleaños, además de que me pierdo la tarta...
Y hoy, 11 de junio, le toca al a partir de ahora mi quinceañero favorito... Y ¿qué se me ha ocurrido esta vez? Pueeeeeeeeeees algo muy Disney, para no abandonar las buenas costumbres.

En mi restaurante, uno de los Magical Moments que creamos se basa en cantar una canción de cumpleaños a los clientes. Realmente depende de la persona a la que le toca atenderle y de si tiene ganas de cantar, pero cuando se hace la verdad que a la gente le encanta. Y a mí también.
Así que hoy, en mi descanso, le he pedido a mis compañeros si podrían hacerla para dedicársela a mi hermano y, para mi sorpresa, todo el break room se ha apuntado a salir en el vídeo. Así que, hermano, desde Cosmic Ray's Starlight Coffee...



Y bueno, no me quiero ir de aquí sin contar mi anécdota del día. Pero esta vez la voy a copiar tal cual la actualicé en Facebook, así que está en inglés. Pero así de paso todos practicáis un poco a la vez que veis mis progresos. Y hacedlo, porque merece la pena:

"I was just doing my things as cashier in my restaurant today when one of my guest was a little guy wearing a tshirt which said "THEY SHOULD PAY ME FOR BEING SO AWESOME". I have been talking with him just a few minutes about the park and his favorite rides but when I gave him the receipt, he gave me 25 cents as a tip. As I cannot accept it, I tried to give him the money back but he only said "no, no.. it's for you".


I knew that the money would end at my register because I can not keep it so I decided change my role and said "Ok, I accept your money. But now... let me pay you for being so awesome". And he took the money with a big big smile in his face.


Thank you, guy, actually they should pay you for being so awesome."


Y sin más, me despido de esta entrada dedicada a dos awesome guys. Como siempre, os quiero y echo de menos, pero hoy sobretodo a la tarta de mermelada y chocolate que no me voy a comer...

Estela.


miércoles, 5 de junio de 2013

Tarde de lluvia

Aunque hoy es nuestro día libre, a Patri y a mí nos ha tocado quedarnos en casa después de terminar de hacer la compra esta mañana, porque ha empezado una tormenta de las grandes (de las MUY grandes). Su novio acaba de aparecer por la puerta calado hasta los huesos y me ha perseguido por toda la casa para darme un "abrazo", aunque he corrido para encerrarme en el cuarto lo ha conseguido y he tenido que cambiarme de ropa. Sólo para que os hagáis una idea de lo que está cayendo ahí fuera.

Conclusión, no puedo salir de casa, ya me he visto una peli y empezaba a aburrirme cuando he encontrado una historia en Facebook que sin dudarlo he querido compartir aquí. Es algo real, que ha pasado en mi parque hace tan sólo unas semanas y es uno de esos motivos por los que trabajar en Disney no es comparable a ningún otro lugar del mundo.

Es la historia de Hallee, una niña de apenas 4 años que perdió a su hermano Jaxon hace un año por culpa del cáncer. Él iba a cumplir 6 a finales de este mayo. Gracias a donaciones de la organización que ha creado la familia, planearon un viaje especial a Florida para celebrar el primer cumpleaños de "Jaxon in Heaven". Hallee decidió comprar un globo de Mickey amarillo en el que todos los personajes favoritos de su hermano firmaron, pero entre todos había uno que era muy muy especial para Jaxon: Peter Pan. Más allá de Peter como personaje, el valor simbólico que él tiene para la familia es muy grande ya que representa "el niño que nunca crecerá", al igual que todos esos niños de la organización que por desgracia nunca tendrán la oportunidad de hacerlo.
Pues bien, nuestro querido Peter oyó la historia y se presentó junto con Wendy para buscar a Hallee y soltar juntos el globo. Lo hicieron delante del castillo, con miles de personas al rededor cuyas miradas acompañaron al regalo de Jaxon hasta que desapareció en el cielo. Y no, yo no creo en cielos ni paraísos, pero sí creo en la magia que se creó ese día para esa familia, especialmente para esa niña. Así que supongo que por eso es un orgullo decir que trabajo en lo que trabajo, y que lo adoro.




Sólo quería contaros esta historia porque a mí me ha sacado las lágrimas y creo que cosas así deberían ocurrir más a menudo, especialmente para los pequeños que tienen que soportar perder a sus hermanos o amigos. Pero también para nosotros, que tenemos que aprender a aceptarlo.
Me gusta Disney porque se involucra mucho en este sentido, ya os contaré otro día sobre la fundación Make A Wish y el voluntariado que podemos hacer los Cast Members para ayudar a las familias con niños en fase terminal (algo muy triste, pero real). Por hoy, aquí lo dejo, que parece que deja de llover.

Feliz cumpleaños Jaxon,

Estela.

martes, 4 de junio de 2013

Hi again

Abandono total y completo, lo sé. La razón principal se basa en el cambio que ha supuesto trabajar en un sitio nuevo. La segunda razón es que a las pocas semanas se me olvidó la contraseña (sí, soy retrasada) y siempre iba posponiendo el recuperar la cuenta. Hasta hoy.

Son mil trescientas cosas las que han pasado en estos casi dos meses pero voy a centrarme en los importante: cambio de trabajo. Y no sé ni cómo enfocarlo para que me entendáis, especialmente después de intentaros transmitir toda la magia de Disney a través de mis palabras en cada actualización. Pues bien, seamos claros y directos, la magia llega hasta donde llega. No quise escribir las primeras semanas después de dejar Fantasyland y no me arrepiento de ello porque os  hubiesen dado ganas de venir a recogerme directamente. Y es que no, no fue bonito, ni me gustó, ni lo pasé bien. Seamos sinceros, básicamente salía llorando del trabajo los primeros días.
No es que el sitio sea malo en sí, de hecho ahora ya salgo bailando cada noche, pero el cambio fue difícil. En Merchandise he tenido durante tres meses el lado "bueno" por así decirlo de la gente; ellos van relajados y de compras, se paran a hablar contigo, te preguntan por tu vida... A veces las tiendas estaban vacías e incluso podía ver los fuegos artificiales cada noche mientras bailaba con mis compañeros. Bien, ahora estoy un restaurante que para que os hagáis una idea es el TERCER más visitado del planeta. Os voy a decir una cosa, cuando la gente tiene hambre NO quiere hablar, NO quiere que le cuentes tu vida, NO quiere esperar, NO quiere sonreír y mucho menos ser amable. En tres meses en mis tiendas me había gritado una señora, y por algo que ni siquiera tenía que ver conmigo, mientras que en la primera semana de trabajo me habían gritado cientos de personas. Uno de los compañeros, que ya lleva años allí, me dijo:

"Querida, usted ha salido de DisneyWorld para aterrizar en el mundo real".

En seguida me di cuenta de que era verdad. Ya no había Pixie Dust, ni princesas, ni fuegos artificiales, ni Jacks Sparrows ni nada. Sólo había ingentes cantidades de comida que tirar, tres bahías enteras que limpiar cada noche, millones de patatas fritas que barrer... Bueno, se trata de trabajar en un restaurante y tampoco os voy a aburrir con lo que hay que hacer, porque ya os lo imaginaréis: viene a ser un McDonalds dentro de un parque de Disney.
Pero es ahí, justo ahí, dónde decidí centrarme. Disney. Sigo estando en Disney. Que yo sepa ningún McDonalds es visitado cada día por el extraterrestre Sonny Eclipse ¿y vosotros?


Y los pastelitos de chocolate están adornados con siluetas de Mickeys de colores, además de estar suuuuuuuuuuper ricos. Así que decidí dejar de poner cara de suicida cada vez que me mandaban abrir bolsas de pepinillos o reponer el ketchup de las expendedoras y volver al optimismo. Por ejemplo, cuando ahora me toca estar sola en el Condiment Bar, me imagino que es un videojuego de esos en el que tienes que reponer todo sin que nada llegue a gastarse y si un cliente se queja he perdido. Puede sonar realmente absurdo, pero me lo paso bien y hace que el tiempo vaya mucho más rápido. La última vez perdí porque me olvidé de reponer los cuchillos de plástico...

Además hay otras posiciones, como Greeter; que se basa en ayudar a los clientes con las bandejas o explicarles el menú. Cuando me toca serlo, me voy al salón principal e invito a los niños a bailar conmigo al ritmo que Sonny nos va marcando y luego les regalo pegatinas. Ellos se lo pasan genial y yo también, incluso mis compañeros y el resto de clientes porque se ríen de lo mal que bailo. Y por último, he hecho el entrenamiento de cajera, que es mi role favorito porque puedo hablar mucho más con los clientes y no tengo que estar con la comida ni limpiando nada. Así que con el paso de las semanas me he acostumbrado a este lugar hasta para poder decir que sí, que me gusta. Obviamente volvería a mis tiendas sin dudarlo, vale, pero sé que echaría de menos este trabajo también.

A parte de cómo poco a poco le he sacado lo bueno a mi nuevo trabajo, hay un punto positivo que tiene desde el principio: la gente. No, en serio, LA GENTE. Mis compañeros son increíbles, mejor que en Fantasyland (y eso ya es decir). Al estar todos juntos en la barra y hacer lo mismo, es mucho más fácil relacionase unos con otros. Ojalá pudiese presentaros a Wilson, que no sabe vivir sin cantar, o Susana, una señora mayor que se apunta a todas las fiestas y propone que nos desnudemos para atender a los clientes, o a Fernando, que siempre que me ve viene a abrazarme y a recordarme que soy "lo más bonito de este lugar". Además de que somos más de 300 College Program por lo que siempre estás trabajando en una compañía increíble. Aunque por desgracia muchos se fueron la semana pasada (porque es cuando se graduaron los que vinieron para un programa de tres meses) y tuve que despedirme de gente que no volveré a ver nunca, pero que para mí han significado muchísimo aquí. A todos les deseo lo mejor, y ojalá la vida haga que volvamos a encontrarnos.

Y dentro de esa gente, hay una señorita en especial. Se ha venido conmigo desde Fantasyland, ha llorado (bueno, medio llorado porque ella no hace esas cosas) conmigo ante lo difícil del cambio, ha sabido animarme, me ayuda a decir "vinegar" cada día porque nunca aprenderé a decirlo, estamos enamoradas del mismo rubio de azul cuyo nombre no conocemos... en fin, son tantas cosas con ella que no os lo podríais creer porque hasta hemos compartido líquido de lentillas. Hoy estaba malita y la he acompañado al médico, así que en parte he decidido actualizar el blog para dedicárselo a ella.
Se llama Marta, va a mi universidad aunque no la había visto en la vida, estudia Publicidad pero según creo sabe algo de física (lo digo por lo de la bola gigante que flota en el agua ¿eh?), nos tocó juntas en la clase de California, nos tocó juntas en Fantasyland, hemos tenido la misma clase Disney y ahora estamos juntas en Cosmic. A veces la mataría, especialmente cuando se pone a cantar, pero últimamente nos llaman gemelas porque no hay quien nos vea separadas. House of Blues los domingos por la noche no sería lo mismo sin nosotras, es así. Y mi programa no sería lo mismo sin ella.

MARTA Y ESTELA


Así que aunque esté en un restaurante sigo en Disney, señores, y aún me quedan dos meses (o eso espero con todo mi corazón) por exprimir. Así que, desde Cosmic Ray's Starlight Coffee... se os quiere y echa de menos,

Estela.

lunes, 15 de abril de 2013

Four keys to success

Cada empresa tiene sus formas y códigos de trabajar para alcanzar el éxito en el mercado, y algo innegable es que las que emplea Disney realmente funcionan.Por supuesto son muchos pequeños detalles los que conforman el hecho de que un negocio avance o no, pero si algo tenía muy claro Walter es que sea lo que sea lo que pretendes construir, necesitas gente para hacerlo. Por ello, para Disney es imprescindible que nosotros, quienes contribuimos cada día a crear la magia, la recibamos a cambio también.

El otro día salía tras ocho horas de trabajo y de camino al bus decidí parar en la cafetería para despedirme de mis compañeros por esa noche. De repente, entraron Chip y Chop (Chip and Dale aquí) y se dedicaron a saludarnos, abrazarnos, bailar con nosotros... con los Cast Members que estábamos allí en ese momento. Y es cierto que estoy acostumbrada ya a ver a las princesas o Peter Pan durante los descansos (incluso a Jack Sparrow, aunque aún sufro principios de infarto cuando le tengo cerca), en cambio para nosotros es muy difícil poder compartir tiempo con Donald, Minnie, Goofy  o Mickey porque ellos siempre están muy ocupados con los Guest y no pueden venir a vernos. Por ello fue un momento realmente mágico poder abrazar a Chop y que Chip viniese a darme un beso antes de despedirse, un momento que me hizo recuperar toda esa magia que yo intento crear día tras día para los demás. No tengo nada más que decir que: gracias, Disney, de corazón.

Disney Key to Excellence

Además de estos momentos random, la empresa tiene un modo de reconocimiento para los trabajadores que se basa en otorgar lo que se conoce como "Four Keys Card" a un Cast cuando hace algo sobresaliente, especialmente por cumplir mínimo una de las cuatro claves del éxito de Disney. Como no sé hasta que punto estoy autorizada o no a hablar de esta información, puesto que es parte del funcionamiento interno de la empresa, no me arriesgaré a ir más allá de deciros que el trato de Disney con el cliente se basa en cuatro puntos básicos que tenemos que tratar de cumplir siempre que estamos en escena.

Dependiendo de los líderes que te toquen puedes tener más o menos opciones de recibir una, puesto que hay managers que las ofrecen con más facilidad (por tener la tienda bien colocada, por ejemplo) y otros que te las dan por algo que ha necesitado más esfuerzo por tu parte (un cliente que no sabe el idioma y consigues entenderle para ayudarle, por ejemplo). Y bueno, aunque yo ya pensaba que iba a irme de Fantasyland sin ninguna... ¡¡ayer fue mi día!! Recibí mi primera tarjeta de reconocimiento y me sentí muy orgullosa de mí misma, la verdad, porque tenía muchas ganas ya de tener una. Hay que decir que no fue por nada muy heroico, simplemente porque ayer estaba muy animada y feliz, hablando con todos los Guests y haciendo bromas a los niños, así que mi manager Paula (que es un verdadero amor de mujer, la más feliz y optimista que he conocido en mi vida) me dijo que mi actitud era tan positiva que se la contagiaba a clientes y compañeros, así que me merecía una Card. Y aquí la tengo, bien guardadita para SIEMPRE.


Pero bueno, más allá de la magia que inunda cada esquina de Magic Kingdom y de la satisfacción que da cuando te reconocen tu trabajo, hay algo más. Es algo que no solo puedes encontrar en Disney, aunque este lugar ayuda mucho, pero que no es tan fácil de conseguir. Y es que trabajar para la gente tiene muchos peligros y desventajas, pero trabajar con y para personas no termina nunca de aportarte cosas positivas. Y sí, señores, es que hay veces que recibo una magia que aunque no sea tan frecuente como el Pixie Dust o un abrazo de mis personajes favoritos, es mil veces más fuerte.

"Estaba yo en la caja de una de mis tiendas favoritas, trabajando, cuando he atendido a un niño que llevaba un collar de esos que lucen en la oscuridad. Le he dicho que me encantaba su collar, porque adoro las luces de colores. Cuando he terminado, ya no había más gente en cola así que he salido a colocar los pins.


En ello estaba cuando alguien me ha cogido de la mano. Era el niño del collar y llevaba una pulsera también de luces que me ha enseñado. Me he agachado para hablar con él y decirle que era 'so cool', pero el ha cogido mi mano y ha estirado de ella para colocarme la pulsera en la muñeca. Me ha dicho 'for you' y me ha dado un abrazo. Se ha ido y ahí me he quedado yo, agachada en medio de una tienda de DisneyWorld rodeada de gente que ni me miraba, con una emoción en el cuerpo que no conocía de antes.

Quizás ese niño me haya olvidado esta noche al meterse en la cama, pero creedme que yo no lo olvidaré jamás."


Este texto lo escribí hace unos días en mi Facebook y ahora quería compartirlo con vosotros. Esa pulsera está colgada en el mismo corcho que ahora lo hace mi Four Keys Card, pero tiene un valor muy superior. Y ya sabéis que cuando me pongo a escribir de cosas como esta que me ocurren no puedo evitar ponerme ñoña y tierna, pero es que ver que a veces de verdad da igual el idioma, la edad, la raza, la religión, la cultura... simplemente se crea un lazo aunque sea durante unos segundos entre personas desconocidas, y queda ahí para siempre. Y esto puede ocurrir en cualquier parte del mundo, en cualquier momento, y esto es lo que pretendo haceros llegar. Que busquéis esos momentos, porque de verdad existen y no son cosas que Estela dice porque Disney le ha lavado el cerebro. Esto es una lección que sé que me acompañará siempre, y cuando vuelva a Madrid estoy segura de que sabré sacar magia incluso en el Metro cuando vaya a la universidad (que ya es decir ¿eh?).

En fin, solo quería compartir todo esto porque es especial para mí. Os escribiré pronto para contaros lo genial que fue trabajar en Piratas la semana pasada y explicaros el próximos lugar en el que voy a trabajar, que será un restaurante en otra zona del parque. Para despedirme os voy a dejar una foto de los nuevos miembros de mi familia, mis pequeños que duermen cada día conmigo y a los cuales tendré que hacer hueco en la maleta de vuelta a casa. Aunque algo me dice que hasta entonces, la familia crecerá aún más...


Os quiero, y ellos también... especialmente a mi hermano Alberto, que hoy cumple 13 años y yo no estoy ahí para tirarle de las orejas (o del pelo). Esta entrada va por ti, bro,

Estela.

jueves, 28 de marzo de 2013

Main Street

Fantasyland es la mejor zona del mundo mundial para trabajar, sí, pero no la única. Y esto viene a que hace un par de semanas fui deployed (no sé decirlo en español) durante una semana a otra parte de Magic Kingdom: Main Street, que es la calle principal del parque.
Al principio no me pareció divertido porque ya controlo todas las direcciones desde Fantasyland, los baños, las zonas para fumadores, los precios de las cosas... así que tocaba empezar de cero, aunque con un costume diferente y más bonito.

MAIN STREET COSTUME



Por si la corbatita no fuese suficiente, solo hay que taparse con el abrigo más largo que he llevado en mi vida. Aunque en comodidad deja bastante que desear, tengo que reconocer que me encanta ese costume porque al menos no tiene gallinas como el que uso normalmente.

MAIN STREET COAT


Y una vez así de mona vestida, ya estaba lista para empezar. Lo cierto es que fue una experiencia muy diferente, que me gustó mucho, y me ayudó a apreciar más aún mi trabajo en Fantasyland. Main Street es el lugar más concurrido del parque puesto que es la calle por la que todo el mundo tiene que pasar al entrar y al salir, pero está mucho más enfocado a la técnica de "vender" que a la de "entretener" que tenemos en Fantasyland. Estuve trabajando en una joyería y también en una tienda de cuadros, por lo que la mayoría de clientes son adultos y no son muchos los que compran porque los precios tiran a astronómicos. Allí echaba mucho de menos estar con mis princesas llenas de Pixie Dust, pero me gustaba porque cuando hablabas con los clientes las conversaciones no se basaban en "¿Quién es tu princesa favorita? ¿Has estado ya con Mickey?" y ese tipo de cosas que me paso hablando con los niños todo el día.

También tienen una tienda de sombreros como nuestro Fantasy Faire (una de las tiendas de Fantasyland) para personalizarlos, pero más pequeña, y otra de peluches con Mickeys gigantes a los que no paré de achuchar ni un momento. Y luego hay tres carros outside (en mitad de la calle), que son los que más me gustan porque estás a solas y mucha gente se acerca a preguntar cosas así que no te aburres nunca.

A los dos días de estar allí ya lo controlaba más o menos todo con seguridad, incluida a la gente. No sé ya si es cosa de Disney o de EEUU o de América en general, pero es absolutamente increíble lo mucho que te puedes acercar a la gente de aquí. Solo estuve una semana allí, pero los compañeros con quienes trabajé podrían contarse ya como amigos que incluso me acompañan a la parada del autobús cuando hace frío por la noche. Me dio pena terminar en Main Street por toda la gente que había conocido, pero me encantó haber tenido la oportunidad de hacerlo.

El momento mágico de Main Street ocurrió la penúltima noche que estaba allí y os lo voy a contar porque me parece muy bonito. Y es que una señora que se estaba paseando por allí cerca de la media noche se puso a hablar con nosotros y acabó contándonos que a las 12 en punto comenzaría su cumpleaños y que le gustaba ir a DisneyWorld para empezarlo, aunque fuese sola. Todos nos emocionamos con su historia, así que le pedimos que se esperase los 5 minutos que faltaban para celebrar su cumpleaños juntos. Cuando dio la hora, todos en la tienda (coordinadores también) empezamos a cantar el Happy Birthday y aplaudir. La mujer se emocionó un montón y nos estuvo agradeciendo uno por uno. No sé, pero me sentí super feliz de haber creado un momento mágico para ella y haber hecho especial los primeros minutos de su cumpleaños porque sé que lo recordará para siempre y yo seré parte de ello. Ya sabéis, la magia de Disney que me está absorbiendo sin que pueda (ni quiera) hacer nada para evitarlo.

Ahora ya estoy de nuevo en Fantasyland con mis compañeros de siempre, mis vestidos de princesa, mi sombrero de Peter Pan y mi adorado Pixie Dust, que vuelvo a esparcir por todas partes de camino a casa. Pero la experiencia de conocer otra forma de trabajar en Disney ha sido genial y estaré encantada de volver a hacerlo puesto que la semana que viene he sido deployed de nuevo, pero esta vez a Adventureland (la zona de los piratas, que me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!). Así que ya os contaré y os enseñaré mi nuevo costume, que estoy segura de que será genial porque allí usan pantalones y yo ya estoy cansada de llevar falda todo el día.

De momento y para despedirme, os recuerdo que os quiero. Y aunque desde aquí no pueda cubriros de polvo de hadas para hacer que vuestros deseos se cumplan, os dejo un poco de mi Pixie Dust online, que no es tan bonito pero espero que funcione igual de bien...


Estela.

jueves, 28 de febrero de 2013

Sick weeks

Casi es hora de empezar admitiendo que he abandonado el Blog, pero no lo haré porque de nuevo estoy aquí para explicar mi ausencia. Básicamente se basa en falta de tiempo, aunque suene a la excusa más barata del mundo, mezclado con pequeñas cosas que han ido ocurriendo como que me puse muy muy malita del estómago la segunda semana de estar aquí...
Desde que hemos empezado a trabajar por nosotros mismos, tras acabar el training, mi horario ha sido casi siempre de tarde. No es que me disguste puesto que en la universidad es el que he tenido durante tres años y estoy acostumbrada, pero sí es cierto que hace que los días se me pasen sin darme cuenta ya que se basan en levantarme para hacer algo de comer, ducharme e irme a trabajar. Obviamente cuando vuelvo ya es tarde y solo tengo ganas de cenar e irme a la cama para al día siguiente volver a empezar. Así dicho puede sonar a que no hago más que trabajar, pero eso tampoco es verdad ya que tengo dos días libres a la semana que intento aprovechar lo que puedo y algunos ratos libres para desconectar un rato. Y esa es la clave, en el tiempo libre que me queda lo último que me apetece es decir "voy a quedarme en casa para editar un vídeo o para escribir una nueva entrada en el Blog". Y cuando estoy en casa sin salir o trabajar tengo que aprovechar para ponerme al día con los deberes de las clases.

En fin, que entre unas cosas y otras he dejado un poco esto de lado, pero quiero evitar hacerlo porque aquí está una puerta de conexión con mi país, una vía de escape y una forma de guardar recuerdos. Posiblemente si me pusiese a analizar estas tres semanas sacaría millones de anécdotas que contar porque cada día tiene algo nuevo. He conocido un montón de gente nueva, hemos hecho cenas a base de pasteles, he puesto mi primera lavadora por mí misma sin estropear nada, hemos visitado Downtown Disney, casi me he aprendido la canción de Wishes de tantas veces que he visto los fuegos artificiales tras salir de trabajar, he encontrado mis primeros clientes españoles, he empezado a tachar las primeras atracciones de la lista, Patricia y yo hemos acabado con los bomberos en casa tras casi quemar nuestra cocina... y lo más importante, hemos cumplido un mes viviendo aquí.

Febrero ha sido un mes muy interesante y lleno de cosas, así que os voy a dejar algunas de las fotos de momentos de este mes mientras os cuento la historia de hoy, que es a lo que vengo (a parte de a disculparme por la ausencia).

PARA IR ABRIENDO BOCA



Esta mañana me he tenido que levantar a las 4 de la madrugada para entrar a trabajar dos horas después. No había dormido ni descansado muy bien y, como siempre, llegaba tarde así que he tenido que salir de casa sin desayunar. A pesar de ello no he llegado al bus a tiempo (porque éste ha decidido irse unos minutos antes de la hora) así que me he quedado pasando frío sola en la parada durante 20 minutos y a riesgo de llegar tarde al trabajo. Como podréis imaginar no estaba contenta, ni un poquito. Gracias al destino, o lo que sea, el autobús siguiente ha sido bastante rápido y he llegado a tiempo al parque, pero aún así seguía desencantada desde por la mañana y como desahogo he escrito en mi Twitter "Estoy convencida de que a estas horas todo es una mierda" y he entrado a trabajar.

Pues a pesar del frío y el hambre, esas horas han pasado a convertirse en uno de los momentos más emotivos de mi vida (y sí, podéis llamarme cursi). El trabajo que tocaba hacer por la mañana se basaba en acompañar a mi coordinadora a abrir las cajas, y mientras ella lo hacía me ha dejado moverme a mis anchas por el parque ya que yo no puedo tocar el dinero. La conclusión es que he podido ver amanecer en un DisneyWorld completamente vacío, pasear por el interior del castillo admirando los mosaicos con todo el tiempo del mundo y ver cómo el sol iba elevándose sobre una Main Street completamente vacía. También he estado presente en el momento en el que alzan la bandera americana en medio de la plaza, bajo la atenta mirada de la estatua de Walter y Mickey.
No sé, quizás ahora escrito y desde la distancia no parezcan más que tonterías de una friki de Disney pero lo que este mundo significa para mí ha conseguido ponerme la piel de gallina durante las casi dos horas que he tenido para disfrutar de él por mí misma. Ha sido una experiencia mágica que espero poder tener el placer de repetir en las próximas semanas.

WISHES


No voy a negar que el día ha sido largo, ya que he hecho hoy casi 10 horas, pero me lo he pasado tan bien como siempre. He recibido el abrazo de una niña por cambiarle un pin que estaba buscando desde hacía tiempo y he jugado con un pequeño que había perdido a sus papás para que no se asustase hasta que han venido a recogerle, y son esas pequeñas cosas que me han ido mejorando el día aún más. Y cuando por fin he terminado, debía ir a la biblioteca para avisar de que se me había olvidado el DVD que tenía que devolver hoy e informarme de cuánto habría que pagar. Las chicas se han reído y me han dicho que me extendían el préstamo otra semana para que pudiese devolverlo sin ningún tipo de sanción, lo que me ha hecho amarlas hasta el infinito.

MI REGALO DE SAN VALENTÍN



De camino a costuming (que ahora explicaré por qué) he pasado por la tienda de descuentos mientras llamaba a mi familia y he podido hablar con papá, mamá y mis hermanos, y este es siempre uno de los mejores momentos del día porque les siento cerca y apoyándome siempre, además de saber que están bien y ellos también me echan de menos. Luego ha sido el momento de ir a por el nuevo traje, que os explico ahora, ya que me han puesto toda la semana que viene a trabajar en una tienda nueva para mí, en Main Street. Por un lado me da miedo porque es empezar de cero en una zona nueva, con productos nuevos, compañeros nuevos, ropa nueva y todo nuevo, pero por otro me parece genial conocer más gente y cosas dentro de Magic Kingdom (y más aún en la calle principal). Lo de contaros toda mi vida hasta aquí es porque ha sido en costuming dónde he conocido a Gilda, la señora que me ha atendido y que ha terminado de brindar la felicidad a mi día. No me preguntéis por qué o cómo, pero hemos acabado hablando durante más de una hora mientras paseábamos entre miles y miles de uniformes. Me ha hablado de su hija, a la que le recuerdo porque me gustan los tatuajes, y de su hijo que le ha dado una nieta preciosa. Me ha contado cómo acabó en Florida, habiendo nacido en Puerto Rico y cómo supo hacerse la vida aquí, lo feliz que ha sido durante 23 años trabajando para Disney y que no se arrepiente de nada.
Vuelve a sonar insignificante aquí escrito, pero ha sido una sensación genial el llegar a conocer así a una desconocida que sé que a partir de ahora será una amiga.

PARTY NIGHT



A partir de ahí lo que he hecho ha sido volver a casa y darme una ducha para prepararme para salir de fiesta con mis amigos un rato. Nos han dado de cenar gratis, nos han regalado cositas, hemos estado con los personajes de Tiana y el Sapo, y luego hemos bailado en una pista al aire libre hasta que el DJ ha terminado (demasiado pronto para las costumbres españolas). He vuelto a casa andando sola, con mi vestido recién estrenado y mis Converse desabrochadas con la sonrisa más enorme en los labios.
Sé que os he escrito una biblia, pero lo necesitaba mucho porque ha terminado un mes en el que estoy viviendo cosas nuevas por todos lados y justo hoy ha culminado con una especie de lección. Y es que de lo que estoy convencida ahora, al final del día, es de que no hay horas en las que todo sea una mierda si realmente te propones sacar algo de ellas porque siempre va a haber algo genial esperando.

No dudo que sea el espíritu Disney el que me inspira estos consejos de abuela en el día de hoy, y quizás la próxima vez que vuelva a sonar mi despertador a las 4 de la mañana todo esto me sonará a chiste. Pero también puede que no y que simplemente haya aprendido de verdad a, poco a poco, saber ver lo bueno que se esconde en las horas, especialmente en las que fingen ser una mierda.

WORKING AT MAGIC KINGDOM



Espero que me perdonéis la tardanza, la posterior parrafada y la ñoñería que tengo encima para quererme igual que siempre porque yo lo sigo haciendo, igual que os echo de menos. Os adoro.

Estela.