jueves, 25 de julio de 2013

Make a Wish

Supongo que os preguntaréis qué me hace escribir dos veces en el mismo día cuando mi blog ha llegado a estar abandonado durante semanas. Pues bien, estoy segura de que lo merece. El texto anterior lo escribí esta mañana, aunque lo tenía pensado de anoche porque entonces tenía demasiadas cosas en la cabeza y las lágrimas me impedían ver el teclado con claridad.
Ayer fue un día difícil y triste. Trabajé mis últimas 11 horas en Disney World. Tuve que decir adiós a amigos, clientes, al señor del piano, al menú, al túnel, a mi locker, a los pargos, a la cocina, a las bandejas, al topping bar, a las papas fritas... tuve que decir adiós a la que ha sido mi vida durante seis meses. Y no fue bonito, pero sí especial. Sobretodo porque no me dejaron hacerlo sola.

No os podéis ni imaginar la que se me estaba viniendo encima durante el último viaje que me tocaba hacer en el bus hasta Commons. Mi plan era sentarme al fondo a llorar durante 40 minutos y llegar a casa para beber agua y así poder seguir llorando. Pero mi plan perfecto y sin fallos se interrumpió en el momento en que apareció Marta en la cocina, cuando se supone que debería estar en el aeropuerto disfrutando los primeros momentos con su familia. Pero resulta que todos se habían puesto de acuerdo para estropearme el plan sin fallos, y no podrían haberlo hecho mejor. Aún con las maletas en el coche, cansados del viaje, aparecieron todos juntos en el restaurante para abrazarme y cenar por última vez en el parque. Pocas son las palabras de agradecimiento que puedo escribir aquí para todo lo que me hicieron sentir en ese momento. Anoche, durante unas horas, formé parte de la familia Agüí Gil y de todo corazón digo que fue la mejor forma de despedirme de Magic Kingdom.
Muchas gracias de nuevo ¡¡pronto me tendréis cenando en casa para ver la mampara nueva!!


Y después de haber despedido a mi parque, quedaba un día libre antes de salir mañana hacía Miami: hoy. Había muchas maneras de decir adiós a este programa: podría haberme quedado en casa para conseguir que todas mis cosas quepan en la maleta (cosa que hasta el momento parece un imposible, me hace falta la señora Paty para esto), podría haberme escondido bajo las sábanas a llorar, podría haber intentado recorrer por última vez los parques o podría también haberme unido al grupo de la UCR que iba a ver Wishes todos juntos por última vez.
Pero no sé por qué ninguno de esos planes estaba hecho para mí, así que decidí tomar una alternativa que llevaba persiguiendo desde el principio del programa. Una vez más he hecho algo demasiado tarde (OJALÁ lo hubiese hecho antes para poder repetirlo, repetirlo y repetirlo), pero ha sido la mejor decisión que he tomado. No había mejor manera de despedirse, señores, que siendo Disney VoluntEAR en Give Kids The World.

Supongo que no hace falta explicar que Disney tiene un programa de voluntariado porque, como ya sabéis, Disney tiene de todo y esto no iba a faltar. Quizás lo que sí os debería explicar es qué es Give Kids The World, y para ello os voy a contar la historia de Amy:
Ella era una niña enferma de leucemia cuyo deseo era ir a DisneyWorld. Cada vez estaba más débil así que sus padres decidieron llevarla y reservaron una estancia en el albergue de un hombre que las ofrecía gratuitamente para familias de niños terminales. Pero, por desgracia, el viaje fue demasiado largo y ella no lo soportó. Fue entonces cuando el encargado del hostal decidió que no quería que la historia de Amy se repitiese jamás y creó un complejo residencial llamado Give Kids The World. En él se acoge a los niños a los que no les queda mucho tiempo de vida y a sus familias, si que tengan que pagar por ello.

En él participa otra organización que está a su vez afiliada de alguna manera (pero no me preguntéis mucho más allá porque no entiendo de estas cosas) con Disney: Make a Wish, que se dedica a cumplir de forma gratuita los sueños de los niños enfermos. Así que muchas familias entran a Disney de forma gratuita y disfrutan de otras ventajas durante su estancia gracias a esta asociación, y además otorga su programa de voluntariado como el que yo he hecho hoy. Un ejemplo precioso que quiero compartir con vosotros es que la voz que canta la canción Wishes de los fuegos artificiales es la de una niña enferma cuyo deseo era escribir y cantar para el show de Disney. Ellos lo hicieron realidad y ahora cada noche miles de personas la escuchan aunque ella ya no esté entre nosotros. Suena tan triste cómo es en realidad, pero también es un gesto precioso el que hacen organizaciones como éstas.


Yo esta tarde he estado en Give Kids The World Village, y no sabría describirlo. Es un lugar con casas de colores, con muñecos por todas partes, con muros pintados, con un tiovivo en la plaza central, setas gigantes, un árbol que ronca... es como un pequeño pueblo de cuento. Pero cuando dejabas de centrarte en lo que te rodeaba y bajabas la mirada al suelo, te fijabas en que las baldosas estaban grabadas cada una con un nombre y una fecha. Supongo que hay que ser muy fuerte para estar cada día ahí con una sonrisa en los labios, pero es que esa sonrisa es lo que ahí se necesita.
Después de orientarnos y darnos pasos a seguir en caso de emergencia, nos han dado un costume a cada uno y nos han dicho que nos preparásemos para formar parte de la cabalgata de Navidad. Y es que en este pueblo cada jueves es Navidad, llega Santa Claus con regalos para todos y hay fiesta en la plaza. A mí me ha tocado ser una especia de esquimal, o hada de las Nieves o algo así... ¡¡me ha encantado mi traje!!


ESTELA CHARACTER



Vestidos de hadas, elfos, regalos y demás, hemos acompañado a las mascotas de la ciudad por una pequeña cabalgata con música navideña hasta la plaza. Por el camino íbamos saludando a las familias y a los pequeños, y luego en la plaza nos hemos hartado a bailar. ¡¡Os juro que hacía años que no sudaba tanto!!
Ha habido un momento en que todos hemos cerrado los ojos para desear que comenzara a nevar y al abrirlos estaba cayendo espuma. Todos los niños se han vuelto locos de felicidad. Supongo que en su vida han visto la nieve, y menos en Florida, y por desgracia la mayoría de ellos no tendrán la oportunidad de hacerlo así que ¿a quién le ha importado de qué estuviese hecha? Hemos bailando todos juntos bajo la nieve de Florida, y ha sido genial.

Durante uno de los bailes se me ha acercado un niño con la chapa en la camiseta (la chapa indica que él es quien está enfermo) y le he enseñado unos cuantos pasos de baile seguidos hasta que hemos terminado haciéndolo juntos a la vez. Otra de las hadas del invierno (éramos tres vestidas iguales) se ha acercado para unirse y los tres juntos hemos formado un equipo. El pequeño nos ha tendido la mano diciendo que se llamaba Dave, que se alegraba mucho de conocernos. A partir de entonces no nos ha soltado del brazo a ninguna de las dos, se ponía siempre en medio y guiaba nuestros pasos.
Durante una de las canciones se ha quedado parado de repente, ha extendido los brazos y ha empezado a respirar demasiado rápido. Mi compañera le ha preguntado si se encontraba bien y él ha dicho que se estaba mareando. Deberíais haber visto nuestras caras, la mirada que hemos cruzado ambas reflejaba el mayor temor que hemos pasado en nuestra vida. Le hemos alejado un poco del grupo central para que se relajase y, afortunadamente, en apenas un minuto nos estaba cogiendo a cada una de un brazo y diciéndonos que quería bailar más. Y creedme cuando os digo que lo ha hecho con más energía de la que he tenido yo en toda mi vida. Luego se ha despedido con un abrazo y lanzándonos un beso. Supongo que esa era la despedida que yo necesitaba después de seis meses.

Por ello ha sido una experiencia realmente maravillosa que me gustaría haber hecho antes, que me ha llenado por completo, ha sido la guinda de este pastel. Y desde luego ahora me es imposible parar aquí, ya he buscado a la compañía Make a Wish en España para empezar a colaborar con ellos en cuanto llegue. Así que, por todo lo que he vivido hoy, quería contároslo rápidamente. Y también para retrasar el momento de cerrar la maleta definitivamente, para que engañarnos...

Pero bueno, quizás debería dejar de evitar afrontar la realidad. Mi programa ha acabado, ya no soy una Disney Cast Member pero por otro lado ya no dejaré nunca de serlo. Todo lo que he aprendido en este programa se va a quedar conmigo para siempre, esté a mi lado no. Así que desde aquí y sin que tú nunca lo sepas, querido Dave, te deseo la mayor suerte del mundo y que no sufras ni un poquito, que ni siquiera te enteres... porque no te lo mereces. Gracias, pequeño.

Por el momento me despido, que tengo imposibles que realizar con el espacio de mi equipaje. Podéis empezar la cuenta atrás para volver a verme, si es que no lo habéis hecho ya...

Estela.


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