martes, 4 de junio de 2013

Hi again

Abandono total y completo, lo sé. La razón principal se basa en el cambio que ha supuesto trabajar en un sitio nuevo. La segunda razón es que a las pocas semanas se me olvidó la contraseña (sí, soy retrasada) y siempre iba posponiendo el recuperar la cuenta. Hasta hoy.

Son mil trescientas cosas las que han pasado en estos casi dos meses pero voy a centrarme en los importante: cambio de trabajo. Y no sé ni cómo enfocarlo para que me entendáis, especialmente después de intentaros transmitir toda la magia de Disney a través de mis palabras en cada actualización. Pues bien, seamos claros y directos, la magia llega hasta donde llega. No quise escribir las primeras semanas después de dejar Fantasyland y no me arrepiento de ello porque os  hubiesen dado ganas de venir a recogerme directamente. Y es que no, no fue bonito, ni me gustó, ni lo pasé bien. Seamos sinceros, básicamente salía llorando del trabajo los primeros días.
No es que el sitio sea malo en sí, de hecho ahora ya salgo bailando cada noche, pero el cambio fue difícil. En Merchandise he tenido durante tres meses el lado "bueno" por así decirlo de la gente; ellos van relajados y de compras, se paran a hablar contigo, te preguntan por tu vida... A veces las tiendas estaban vacías e incluso podía ver los fuegos artificiales cada noche mientras bailaba con mis compañeros. Bien, ahora estoy un restaurante que para que os hagáis una idea es el TERCER más visitado del planeta. Os voy a decir una cosa, cuando la gente tiene hambre NO quiere hablar, NO quiere que le cuentes tu vida, NO quiere esperar, NO quiere sonreír y mucho menos ser amable. En tres meses en mis tiendas me había gritado una señora, y por algo que ni siquiera tenía que ver conmigo, mientras que en la primera semana de trabajo me habían gritado cientos de personas. Uno de los compañeros, que ya lleva años allí, me dijo:

"Querida, usted ha salido de DisneyWorld para aterrizar en el mundo real".

En seguida me di cuenta de que era verdad. Ya no había Pixie Dust, ni princesas, ni fuegos artificiales, ni Jacks Sparrows ni nada. Sólo había ingentes cantidades de comida que tirar, tres bahías enteras que limpiar cada noche, millones de patatas fritas que barrer... Bueno, se trata de trabajar en un restaurante y tampoco os voy a aburrir con lo que hay que hacer, porque ya os lo imaginaréis: viene a ser un McDonalds dentro de un parque de Disney.
Pero es ahí, justo ahí, dónde decidí centrarme. Disney. Sigo estando en Disney. Que yo sepa ningún McDonalds es visitado cada día por el extraterrestre Sonny Eclipse ¿y vosotros?


Y los pastelitos de chocolate están adornados con siluetas de Mickeys de colores, además de estar suuuuuuuuuuper ricos. Así que decidí dejar de poner cara de suicida cada vez que me mandaban abrir bolsas de pepinillos o reponer el ketchup de las expendedoras y volver al optimismo. Por ejemplo, cuando ahora me toca estar sola en el Condiment Bar, me imagino que es un videojuego de esos en el que tienes que reponer todo sin que nada llegue a gastarse y si un cliente se queja he perdido. Puede sonar realmente absurdo, pero me lo paso bien y hace que el tiempo vaya mucho más rápido. La última vez perdí porque me olvidé de reponer los cuchillos de plástico...

Además hay otras posiciones, como Greeter; que se basa en ayudar a los clientes con las bandejas o explicarles el menú. Cuando me toca serlo, me voy al salón principal e invito a los niños a bailar conmigo al ritmo que Sonny nos va marcando y luego les regalo pegatinas. Ellos se lo pasan genial y yo también, incluso mis compañeros y el resto de clientes porque se ríen de lo mal que bailo. Y por último, he hecho el entrenamiento de cajera, que es mi role favorito porque puedo hablar mucho más con los clientes y no tengo que estar con la comida ni limpiando nada. Así que con el paso de las semanas me he acostumbrado a este lugar hasta para poder decir que sí, que me gusta. Obviamente volvería a mis tiendas sin dudarlo, vale, pero sé que echaría de menos este trabajo también.

A parte de cómo poco a poco le he sacado lo bueno a mi nuevo trabajo, hay un punto positivo que tiene desde el principio: la gente. No, en serio, LA GENTE. Mis compañeros son increíbles, mejor que en Fantasyland (y eso ya es decir). Al estar todos juntos en la barra y hacer lo mismo, es mucho más fácil relacionase unos con otros. Ojalá pudiese presentaros a Wilson, que no sabe vivir sin cantar, o Susana, una señora mayor que se apunta a todas las fiestas y propone que nos desnudemos para atender a los clientes, o a Fernando, que siempre que me ve viene a abrazarme y a recordarme que soy "lo más bonito de este lugar". Además de que somos más de 300 College Program por lo que siempre estás trabajando en una compañía increíble. Aunque por desgracia muchos se fueron la semana pasada (porque es cuando se graduaron los que vinieron para un programa de tres meses) y tuve que despedirme de gente que no volveré a ver nunca, pero que para mí han significado muchísimo aquí. A todos les deseo lo mejor, y ojalá la vida haga que volvamos a encontrarnos.

Y dentro de esa gente, hay una señorita en especial. Se ha venido conmigo desde Fantasyland, ha llorado (bueno, medio llorado porque ella no hace esas cosas) conmigo ante lo difícil del cambio, ha sabido animarme, me ayuda a decir "vinegar" cada día porque nunca aprenderé a decirlo, estamos enamoradas del mismo rubio de azul cuyo nombre no conocemos... en fin, son tantas cosas con ella que no os lo podríais creer porque hasta hemos compartido líquido de lentillas. Hoy estaba malita y la he acompañado al médico, así que en parte he decidido actualizar el blog para dedicárselo a ella.
Se llama Marta, va a mi universidad aunque no la había visto en la vida, estudia Publicidad pero según creo sabe algo de física (lo digo por lo de la bola gigante que flota en el agua ¿eh?), nos tocó juntas en la clase de California, nos tocó juntas en Fantasyland, hemos tenido la misma clase Disney y ahora estamos juntas en Cosmic. A veces la mataría, especialmente cuando se pone a cantar, pero últimamente nos llaman gemelas porque no hay quien nos vea separadas. House of Blues los domingos por la noche no sería lo mismo sin nosotras, es así. Y mi programa no sería lo mismo sin ella.

MARTA Y ESTELA


Así que aunque esté en un restaurante sigo en Disney, señores, y aún me quedan dos meses (o eso espero con todo mi corazón) por exprimir. Así que, desde Cosmic Ray's Starlight Coffee... se os quiere y echa de menos,

Estela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario